Mientras mas caminamos por esta
tierra, vemos como nuestra humanidad se torna más y mas perseguida por
situaciones que muchas veces nos quieren llevar a la tristeza, a la depresión,
al sentimiento de desamparo e impotencia, a la ira, a sentirnos insatisfechos. A
veces vemos personas que han perdido hasta el deseo de vivir debido a muchos conflictos
que han tenido a lo largo de sus vidas, hasta llegar al punto de creer que todo
lo que les acontece es malo y que lo por venir también lo será.
Mujer, ya el tiempo de lamentarse,
preocuparse, sufrir y llorar pasó. Tenemos un caballero que tiene sus manos
listas para sanar tus heridas, sus brazos abiertos para darte un abrazo de amor
y paz, y su boca dispuesta para hablarle palabras a tu corazón de esperanza y
felicidad.
Hoy es tiempo de mirar hacia la
luz y esa luz es CRISTO. El vino a resplandecer en medio de las tinieblas del
mundo, trayendo en su mano una antorcha de paz, descanso y gozo. Hoy es tiempo
de que quites los ojos de lo que desea hundirte en la depresión y los pongas en
Jesucristo el autor y consumador de la fe, el medico por excelencia, el
maestro, el que cura todas las enfermedades, el que sana tus heridas y el que
ofrece y trae descanso para tu alma, el que restaura hogares, quita depresiones
y tristezas, el que abre torrentes de agua de vida en medio de desiertos.
Mira hoy hacia la luz, mira a
Cristo, invítalo a tu situación actual, invítalo a tu casa, invítalo a tu vida,
invítalo a tu entorno diario y verás como él alumbrará todo lo oscuro y lo convertirá
en una hermosa tarde de verano, verás la primavera cubrir aquello que pensaste
que ya no podía ser cambiado, que ya no podía florecer ni fructificar.
Confía, suelta ese peso, suelta
la carga a los pies de Cristo, él desea caminar contigo, llevarte de la mano y
alumbrar desde hoy tu camino. Acepta su oferta, extiende tus manos y recibe su
amor justo ahora.
Dios te bendice!