En el mundo actual, vemos como los seres
humanos nos movemos, tocando aquí y allá, hablando aquí y allá, llevando un
curriculum aquí, llevando otro allá, entrevistándonos con una persona aquí y
otra allá, empezando algo aquí y algo también allá, para ver si tiene la posibilidad
de ser efectivo, de ser productivo. Otras veces escuchamos a las personas
opinar sobre algo o sobre alguien diciendo que tiene posibilidades de
fructificar, de ser un éxito, de alcanzar el plan trazado, basándose simplemente
en lo que entiende por algo que vio o porque le parece que sea así por
experiencias previas o por simples corazonadas.
Hoy deseamos compartir contigo esto que nos
dice el Señor: “La posibilidad soy yo. La posibilidad de que veas cambios en tu
vida, la tengo yo en mis manos. La posibilidad de que se ejecuten las cosas a
tu favor, las tengo yo. La posibilidad de que ese embarazo se cree en tu
vientre, la tengo yo. La posibilidad de que se efectúe esa boda, la tengo yo. La
posibilidad de tener ese ministerio, la
tengo yo. La posibilidad de que tengas la familia que sonaste, la tengo yo. La posibilidad de pagar esa deuda no la tiene
el banco, ni el amigo, la tengo solo yo. La posibilidad de que veas crecer a tus hijos, la tengo yo. La posibilidad de que
puedas consagrarte al llamado que te he hecho y que rindas esos patrones de
vida a mis pies, la tengo yo. La posibilidad de poder salvar y cambiar a tu
casa completa, la tengo yo. La posibilidad de crear algo nuevo donde solo vez
escombros, la tengo yo. La posibilidad de ser prosperado, renovado y liberado
TOTALMENTE, la tengo yo”.
Hoy el señor, no te dice que no llames, que no
hables con las personas que crees que te pueden ayudar. Hoy el te dice que
primero hables con él. El que pone el querer como el hacer en las vidas de las
personas, se llama Jesús. Él dice que le pidamos y el nos dará, que busques y hallarás,
que llames y se te abrirá. Entonces deberíamos dejar de
depender de la ayuda que el hombre nos pueda dar y comenzar a depender
de la ayuda que proviene primero de Dios. Cuando invocamos a Dios primero y le
pedimos a él que sea quien abra las puertas, él se encarga de tocar a las
personas exactas que él va a usar como instrumentos para él darnos su bendición.
Él se encarga de cambiar los corazones, las opiniones, actitudes y pensamientos
de los demás por ti. Entonces vamos a abandonarnos más en el regazo de nuestro
padre.
Hoy es el mejor momento de dejar de dar pasos
por lo que creemos que será una posibilidad, una probabilidad y empecemos a
entrar a hablar con el Jefe mayor de todo el universo: Jehová.
Dice la palabra de Dios que si Jehová no
edificare la casa, en vano trabajan los que edifican, si
Jehová no vela en
vano vela la guardia. Entonces si Jehová no cuida, nadie más podrá hacerlo. Si
Jehová no prospera, nada puede bendecir. Si Jehová no aprueba, nada acontecerá.
Si Jehová no te respalda, nada a tu lado podrá lograr su cometido. Si Jehová no
abre, nadie más podrá abrir. Si Jehová no autoriza, nada cambiará a tu
alrededor. Si Jehová cierra, nadie podrá abrir, pero si Jehová abre, nadie puede cerrar.
Abandónate en su inmensa sabiduría y
conocimiento, preséntale tus anhelos, tus planes, tus proyectos, los contactos
que entiendes que podrían ayudarte y verás como el abrirá por ti los caminos,
establecerá su preciosa voluntad y soberanía, hará donde no pensaste, quitará y
pondrá y te sorprenderá con su toque de
Gloria. ¡En Dios y con Dios está lo seguro para tu vida!
Te dejo para leer, Mateo 7:7-8, Salmos 127:1-2, Apocalipsis 3:7.
Dios te bendice en abundancia!!!