En el mundo
donde vivimos, se suelen formar, crear grupos sociales llamados clases. Aquellos
que entienden que poseen un nivel socio económico más alto, crean o se agregan
a grupos que consideran (a su entender) que son de su mismo nivel o clase
social. Así mismo se cataloga a otro grupo como que están dentro de una clase
mediana un poco inferior a la alta, los cuales también suelen buscar sus
iguales (a su entender) o se agrupan a clases que ellos entienden mayores a
ellos y formando muchas veces una especie de círculo.
El problema
surge cuando se empieza a hacer acepción de personas, a excluir personas de su entorno
porque a veces se entiende que no es de su mismo nivel o clase social. Empezando
así una especie de elección donde se busca su apellido, abolengo, herencia,
influencia social o dentro de un circulo determinado, su nivel de fluidez y/o
estabilidad económica, entre otras variables, dando lugar a que se le diga a
algunos: ¡Usted si califica y usted no califica!
Hoy el Señor
Jesús nos recuerda, que él nos creó a
todos iguales. Que él siendo el Rey de Reyes, jamás se creyó superior a
nadie por su condición de ser el hijo de Dios y salvador del mundo, sino que decía
que el vino a servir. Hoy él nos recuerda que su deseo es que nos amemos los
unos a los otros como él nos amó. Hoy el nos recuerda que nos debemos tener más
alto concepto de nosotros mismos que el que debemos tener, y menos con relación
a otra persona. Él nos dice que a
su imagen y semejanza el nos creó.
Él desea que tú seas
prosperada en todas las cosas y te recuerda que él es quien da el poder para
hacer las riquezas. Hoy él nos recuerda que esa prosperidad, esa bendición, esa
riqueza que podamos recibir de él, no debe ser jamás motivo para considerarnos
ser mejores personas que otros, para mirar a los demás por encima del hombro
porque nos consideremos “superior”.
Él nos recuerda que el mira
de lejos al altivo, mas su comunión es con los humildes. Los humildes,
aquellos que entienden que todo lo que poseen se los ha dado Dios, y que la condición
que puedan poseer en su familias, en sus vidas, nos los hace diferentes o
superiores a otros, sino que trata a los demás como sus iguales y que podría utilizar
lo mucho que ha recibido de Dios, para ayudar a los que poseen menos, a los que
están en condiciones económicas de escasez, de necesidad, pero sin sentirse “superior”.
Sino entendiendo que: ¡A esa otra persona y a ti, los creó Dios! Y la única diferencia
radica en que posees algo que esa otra persona no, donde esa persona vive y
donde tú vives y quizás otra condición. Pero después de esto ambos poseemos una
cabeza, ojos, manos, pies, corazón y otros órganos internos. Y todos algún día
moriremos, unos antes y otros después, pero esta vida pasa y todos,
absolutamente todos: “Ricos y Pobres”, tendremos que comparecer ante el juez
del mundo, JESUCRISTO y tendremos que dar cuenta de todo lo que hicimos en esta
vida, de igual forma, TODOS.
Hoy es el
mejor momento para que dejemos los estigmas y paradigmas sociales. Despojémonos
de las clases sociales que llevamos en nuestros corazones, y amémonos más,
compartamos más los unos con los otros, edifiquémonos unos a otros en el amor
de Dios. Compartamos un poco de lo que podamos tener con aquellos que tienen
menos. Permitamos que Cristo sea en nosotros.
Cristo vino
a sanar lo enfermo, a liberar al cautivo, a levantar al caído, a perdonar
nuestros pecados, a dar amor al que estaba necesitado y a enseñar a amar a los
que tenían odio. A traer paz al desesperado, a dar luz al que estaba en
tinieblas. Él no vino a humillar a unos
por debajo de otros, él no vino a decir que unos son mejores que otros, él no
vino a dividir a las personas, él no vino a apoyar a los altivos, soberbios,
arrogantes, prepotentes, orgullosos, avaros. Él vino a cambiar nuestros corazones y a mostrarnos que la humildad
es lo que agrada a sus ojos.
Entremos a
su presencia y pidámosle que nos haga cada día mas semejantes a él, que muramos
al hombre que somos ahora, que interioricemos en nuestros corazones que a tus
ojos hermosos, Dios padre amado, “Todos somos iguales”.
Te dejo
para leer, Mateo 20:25-27, Romanos 14:10, Proverbios 28:21, Romanos 2:11, Romanos
12:3, Salmos 138:6.
Dios te
bendice abundantemente!!