En nuestra vida nos vemos en ciertos momentos
en medio de fuertes situaciones a las cuales llamamos pruebas, acontecimientos
inesperados. Vemos como personas cercanas a nosotros nos decepcionan, vemos
como cosas que creíamos seguras de repente se nos van de las manos, vemos como
proyectos, planes, negocios y/o personas que significaban mucho para nosotros
se nos alejan y un sinnúmero de situaciones más nos acontecen. En esos momentos
pensamos que no nos levantaremos de nuevo, que ese problema terminará
sepultándonos o que nunca terminará. A veces hasta llegamos a cuestionar el
respaldo de nuestro amado Dios, su cuidado y cobertura. empezamos muchas veces
a elaborar un montón de preguntas que deseamos que él (DIOS PADRE) nos
responda; porque entendemos que no es posible que nos esté pasando algo tan
fuerte a nosotros, que produce tanto dolor, tanta pena, tanta tristeza, una
sensación de soledad y abandono.
Amada princesa, esas situaciones que ahora
puedas estar viviendo; ese desierto en el que sientes que ahora te encuentras; por
doloroso, gris, atemorizador y perturbador que parezca; es pasajero, pasará, es
por poco tiempo y al final te dejará con un valioso aprendizaje. Hay un hermoso versículo en el libro de Romanos 8:28 que dice:
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien,
esto es, a los que conforme a su propósito son llamados”. Amada, Dios tiene un llamado
para tu vida: Dios te ha levantado para fortalecer las manos cansadas, para
llevar palabras de aliento a los abatidos y desesperados, para brindar apoyo,
esperanza, consuelo, ayuda, para decirles a otros que en Cristo todas las cosas
son hechas nuevas.
Sea cual sea el propósito que él tenga para ti,
Dios está usando estas situaciones que puedas estar pasando ahora para
forjarte, para prepararte, para capacitarte para que manejes cosas mayores. Para
que puedas decirle a alguien “No
te preocupes, levántate, yo también pasé por eso, pero el Señor se glorificó en
mi vida y me sacó como victoriosa y ahora solo recuerdo lo pasado como parte
del plan de Dios para mi y como un hermoso proceso que me ayudó a crecer”. Eso es lo que Dios desea; que en este
tiempo de prueba crezcas, que madures, equiparte de las herramientas necesarias
para que seas fuerte, para que seas como la palmera la cual en medio de
temporales (tormentas) se desdobla hasta casi el suelo pero no es arrancada de
raíz, sus raíces permanecen profundas, y desde que todo vuelve a su calma ella
vuelve a su posición original que es estar erguida.
En el salmo 23:4 vemos esta declaración de
confianza: “Aunque ande en
valle de sombra de muerte, No
temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; Tu vara y tu cayado me infundirán aliento”. Que promesa tan bella, aunque lo que puedas
estar viviendo ahora entiendas que terminará hundiéndote, acabándote, que no
podrás salir y que sombras te cubren, dice que no temas mal alguno, porque Dios
padre estará contigo, y como el buen pastor que conoce a sus ovejas el cuidará
de ti, te guiará por camino seguro y te alentará a seguir.
Hoy es el momento de ahondar tus raíces en
Cristo Jesús. Hoy es tiempo de crecer, Hoy es el momento de entrar a su
presencia en oración y solo decirle: “Padre amado, eterno Dios que cuidas de mi
y cuya mano nunca me deja, me humillo ante ti y te alabo. Te pido que me
muestres cual es el propósito de esta situación en mi vida, ¿Que debo aprender? ¿Para que
estoy pasando por esto? Muéstrame ¿cual es la actitud que tu deseas que tenga
en medio de esto? Ten la certeza de que él te responderá. En este
momento es el tiempo en el que más debes estar sumergida en su presencia,
clamando a él día y noche, alabando su nombre y consciente de que él es
fiel y que él te toma de la mano en medio de este proceso para llevarte al otro
lado, a otro nivel.
Dios te bendice mujer victoriosa y nos vemos
pronto del otro lado; con una hermosa sonrisa en tu cara y testimoniando: “Soy mas que vencedora en Cristo
Jesús y todo ha obrado para mi bien”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario