En nuestras vidas a veces
conservamos hábitos, costumbres, gustos, rutinas, de la cuales a veces
consciente o inconscientemente nos hacemos esclavos, pues dominan nuestra
voluntad. Escuchamos a personas decir que no pueden dejar de hacer tal o cual
cosa. Por ejemplo que no pueden dejar de fumar, otras que no pueden dejar de
tomar alcohol, otras que no pueden dejar de mentir, otras que no pueden dejar de airarse por cualquier cosa, otras
que no pueden dejar de endeudarse y así
podemos escuchar un sinnúmero de no puedo dejar de hacer, decir, hablar,
frecuentar. Etc. y etc. El problema es que nos vamos haciendo presos, nos vamos
metiendo cada día más en esas prisiones de las cuales entendemos que no podemos
liberarnos.
El Señor Jesús tiene una palabra
de poder que dice que cuando estamos (buscamos, aceptamos, conocemos, vivimos
por) en Cristo, somos nuevas criaturas, nuevas personas, las cosas viejas pasan
y él las hace todas nuevas. Esto no está alejado de la verdad. Desde el primer
momento que decidimos dejar entrar a Cristo en nuestras vidas, él nos va dando
la fortaleza para dejar aquello que por nosotros mismos no podíamos dejar. Él
va renovando nuestra forma de ver las cosas y nos va mostrando que recibimos la
libertad completa y absoluta en nuestras vidas cuando le permitimos a Cristo
encargarse de todo, incluyéndonos a nosotros mismos.
He escuchado a personas que eran
mentirosos compulsivos empezar a decir siempre la verdad, a aborrecer y sacar de sus vidas la mentira.
He visto cleptómanos reivindicarse y empezar a respetar las posesiones y bienes
de otros. He visto adictos a las drogas estar completamente libres de la
adicción y empezar a tener una vida sana. He visto personas que eran iracundas
y conflictivas, poder hoy convivir en paz con otros y afrontar con
mansedumbre cualquier situación. He visto fumadores compulsivos, librarse del
cigarrillo al punto de aborrecerlos y molestarle incluso el olor de estos. He visto depresivos que intentaban quitarse la
vida, ser ahora personas llenas de paz, gozo y experimentar la felicidad. Todos
y cada uno de ellos tienen algo en común: recibieron un cambio cuando
conocieron a Cristo y les entregaron sus adicciones, sus hábitos, sus
caracteres, sus pensamientos, sus malas actitudes para que él las cambiara.
Dice Jesús que él vino a sanar al
que estaba enfermo y que él nos hace libres. Ya no tienes necesidad de seguir
pasando por la esclavitud en la que has podido estar sumida por años. Hoy él
desea que sepas y recuerdes que él rompe las cadenas de tu vida y te da la seguridad
que necesitas. Ya no tienes porque conformarte y decirte a ti misma: ¨es que yo
soy así¨ ¨Aunque quiera no puedo
cambiar¨, ni escuchar que otros te digan que jamás vas a cambiar. Hoy tienes una mano extendida y alguien que te
dice: ven y juntos haremos el cambio.
Hay una esperanza aun para ti,
sea cual sea tu cautiverio, él te asegura que esas cadenas ya no existirán mas,
que solo debes invitarlo a tu vida y empezar a entregar a sus pies cada cosa,
cada área de tu vida y verás como él lo arregla y cambia todo.
Eres libre. Cristo te hace libre.
Ya no vivas mas como esclava!!!
Te dejo para leer: 2da de
Corintios 5:17, Mateo 9:12, Mateo 11:28, Galatas 5:1.
Dios te bendice ricamente!!
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