sábado, agosto 23, 2014

Algo poderoso en Eclesiastés para Tí...


¿Quién como el sabio?
¿Quién como el que sabe interpretar las cosas?
La sabiduría del hombre ilumina su rostro
y cambia la tosquedad de su semblante. Eclesiastés 8:3

1ro. La persona sabia goza de una revelación especial que proviene directamente de Dios, posee esa guianza especial que le da el santo Espíritu de Dios para conducirse por la vida bajo la voluntad del eterno, bajo la perspectiva de Dios; saber cuál es la mejor decisión a tomar y el mejor consejo a aplicar o para dárselo a alguien, todo esto proviene de la relación única entre Dios y el hombre. 

2do. Cuando decidimos andar rendidos ante la voluntad suprema del todopoderoso entonces empezamos a ser sabios realmente, porque ya nuestras decisiones no se limitan a lo que pensamos, entendemos o vemos sino a lo que el Señor nos muestra, nos declara, nos manifiesta, nos da a entender, nos revela, nos explica a través de su Santo Espíritu.

3ro. Cuando empezamos a ser sabios recibimos honra, tanto de parte de Dios como de los hombres porque nuestras buenas decisiones hablan de nuestro caminar bajo la mano poderosa de Dios. NO es que persigamos la honra y el aplauso del hombre, sino mas bien que sirvamos como espejo y reflejo de lo que es vivir una vida guiada por el Espíritu.

4to. La sabiduría que recibimos por temer (honrar, reverenciar, respetar, obedecer) a nuestro amado Dios, es como si un gran faro se encendiera sobre nuestra vida; esta es la dirección de Dios sobre nosotros, la cual ilumina nuestra vida, nuestro camino, nuestras casas, nuestros proyectos, pero a la vez produce esa luz dirigida hacia los que nos rodean y nos observan, esto provoca que ellos vean que existe algo diferente en nosotros y por ende que deseen acudir a recibir una guianza para vida.

5to. Cuando permitimos que la sabiduría que proviene de esa relación intima con Dios nos visite, nos llene, nos ilumine; empiezan a desaparecer aquellos rasgos que nos hacían cortos de entendimiento, que nos hacían divagar, que nos confundían, que nos turbaban, que nos robaban la paz y empezamos a vivir una vida de paz y eso mismo le reflejamos a los demás. Desaparecen las ideas erróneas que muchas veces conducían nuestro camino al fracaso, entendemos y empezamos a discernir los tiempos oportunos para obrar conforme el Espíritu nos lo revela, los momentos en los que debemos hablar, callar, emprender, detener, hacer, buscar, seguir…

En este día le invitamos a que se sumerja en el libro de Eclesiastés y que se dé un chapuzón profundo en el capítulo 8 para que la SABIDURIA de Dios le sea revelada. Dios desea que seas sabia, este es el momento de darle un giro a nuestras vidas de las manos del eterno.

Dios te bendice amada princesa...

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